La historia está llena de guiños a la realidad. Diciembre no es el décimo mes del año, según la cuenta de los antiguos romanos. Es el duodécimo del calendario que actualmente usan casi todas las naciones de Europa y América. Tiene treinta y un días. Empezó llamándose december (de “decem”, diez), y el inglés ha mantenido el mismo vocablo en su lengua. Y su transformación se produjo al pasar del calendario juliano al gregoriano. Unos ganan y otros pierden.

 

Es un mes llamativo, de final de año y comienzo de otro (todos celebramos el 31 de diciembre con la idea de comenzar con buen pie el Año Nuevo). La celebración que llama la atención es la Navidad, un día de bendición. También en este mes hay un día de los Santos Inocentes de infausto recuerdo por su origen (la matanza de los niños menores de dos años nacidos en Belén) y ahora supone todo tipo de chanzas y tomaduras de pelo. Curioso.

 

El 8 de diciembre es el día de la Inmaculada Concepción (patrona de los Tercios españoles, actual infantería española, que los “ayudó” en una situación desesperada en Flandes). Una celebración más reciente es el 6 de diciembre, día de la actual Constitución tras su aprobación en 1978.

 

Otro engaño es la frase popular "Por Santa Lucía menguan las noches y crecen los días". El 13 de diciembre no concuerda exactamente con el día más corto del año, que es unos días más tarde, por el cambio al calendario gregoriano. Lo que sí es cierto es que Santa Lucía es la patrona de las modistas, los oculistas, los fotógrafos y los ciegos.

 

Los ciegos hemos tenido que luchar mucho a lo largo de la historia. Hemos pasado por todo tipo de episodios. España es un ejemplo para el mundo de cómo se pueden superar las dificultades, cómo organizarse, cómo ser autosuficiente y cómo poder contribuir -con trabajo y dedicación- a apuntalar una sociedad más justa e igualitaria.

 

En 1938, en unas condiciones muy difíciles, nació la ONCE y hoy es una de las organizaciones más representativas de la inclusión que, cada día, pone al servicio de la sociedad su ilusión por alcanzar una mayor igualdad social.

 

Precisamente, un 13 de diciembre de 2006 (otra coincidencia en fechas) se aprobó la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad. Esta Convención es el resultado de un largo proceso y del trabajo de muchísima gente, entre las que tuvieron un papel destacado las organizaciones de personas con discapacidad y sus familias, y la ONCE en particular, que volcó a sus equipos en este logro.

 

Por primera vez desde entonces, se ampara la visibilidad de este grupo de ciudadanos dentro del sistema de protección de derechos humanos de Naciones Unidas. Ya es irreversible asumir que la discapacidad es una cuestión de derechos humanos, y, por primera vez, se cuenta con una herramienta jurídica vinculante a la hora de hacer valer los derechos de estas personas. España fue uno de los primeros países en firmar y ratificar esta Convención, en 2008, y, por tanto, forma ya parte del ordenamiento jurídico español; otra cuestión es que se cumpla, algo en lo que seguimos trabajando.

 

Según los datos de la ONU, la población mundial es ya superior a 7.000 millones de personas. Más de mil millones (casi el 15%) convive con algún tipo de discapacidad; el 80% de estas personas viven en los países en vías de desarrollo; y más de cien millones son niños, que tienen cuatro veces más posibilidades de ser víctimas de algún tipo de violencia.

 

En España, hay cerca de cuatro millones de personas con discapacidad. Es cierto que hay muchos retos por cumplir (en empleo, en accesibilidad, en derecho al voto, en prestaciones, en integración…) pero en este terreno jugamos en otra liga, cerca de la Champions, sobre todo en leyes. 

 

Por eso, el reto que tiene el nuevo Gobierno y todos los partidos que conforman el arco parlamentario es muy grande. Y todas las personas con discapacidad miramos con expectación cómo juegan este partido, porque en estos años de crisis la sociedad civil ha dado una lección de estrategia, de entrega y de empuje que suponen un ejemplo para los políticos. Si miraran (y se lo dice una persona ciega) un poco lo que hacemos, superarían esa incapacidad para ver, que es en gran parte la responsable de la estigmatización y la discriminación que padecen todas las personas. 

 

Que nadie se llame a engaño: no vamos a dejar de pelear en el día de la Discapacidad, en el Día de la Constitución, en el día de Santa Lucía y el día de la Convención de la ONU, en el día de Navidad, en el día de los Santos Inocentes, en el día de fin de año… Y también en enero, en febrero, en marzo… Y un año tras otro. 

 

La ONCE cumple hoy 78 años. Siempre hemos pensado que no somos sólo lo que tenemos, también lo que esperamos e imaginamos. Creímos en un sueño de ciegos que mejorarían una España de postguerra y hoy damos empleo a 70.000 personas; en una Fundación capaz de irradiar nuestra solidaridad hacia la discapacidad y lo hemos logrado con la Fundación ONCE; creímos en unas empresas ejemplares en lo social y también en lo económico, y hace dos años creamos la marca Ilunion para demostrar que también era posible. 

 

Nos ilusionamos con la construcción de un futuro mejor porque sabemos que lo que vivimos es valioso y, por ello ,queremos preservarlo y ampliarlo. Esta es y ha sido siempre nuestra ilusión, una ilusión sostenida y sostenible en el tiempo. Feliz día de Santa Lucía.